Moi-même



Acaso sea esa definición exacta de Nicanor Parra:


"Una potencia de exponente cero.

Nada

si se compara con todo.

Todo

si se compara con nada."


También podría ser un ente con gesticulaciones y cuerdas vocales, alguien que responde a un nombre perdido y abreviado en W por querer escapar del abecedario. Alguien que decidió atender a la petición del pálpito, inventar nubes, soñar despierto pero sin olvidar que a veces, muchas veces, también hay que morder el aire, ondear una palabra digna, buscar el antídoto para sanar este planeta "enfermito" que Mafalda mima desde la eternidad.


El tiempo estiró mis contornos, barajé lugares, calqué rostros. Sí, también tuve aquello que llaman "profesión" y por la cual solía empanar mis dedos con cal y sonreírle a las generaciones que persiguen preguntas (o que al menos deberían).

Delatándo(me) ante el mundo

Es cierto. Uno se despide, como en aquella canción alumbrada por "la negra", de las pequeñas cosas. Y vuelve. Yo siempre estoy volviendo al calor de esa luna de mediodía, la nevisca de verano, los arrecifes de mi hogar. Siempre retorno a mis cafés matutinos, al gracejo constante entre abrazos, a conquistar esa silueta en mi regazo, cosquillear esa amada guitarra con la cual beneficiamos a la industria del tapón de oídos. Perfumo constantemente la cocina con aromas de otros tiempos y, como melómano, cinéfilo,  cuentacuento, poeta sin cartera y escritor sin  lector, extasiada cigarra de la vida, aboco mis sueños a este condenado pasado.

Ya ves, habito -como tú- un cosmos todavía sin explorar y que, como el universo, no cesa en crecer y morir. 

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